(Gráfico del diario digital Público)
La democracia es así, tiene sus cosas. Los votos de unos valen más que los de otros, hacer consultas no vinculantes puede estar prohibido… ¿Qué ocurre cuando la democracia se enfrenta a la voluntad del pueblo? Porque lo que es indudable es que la mayoría de los catalanes quieren ser consultados, ya sea para votar sí o para votar no. Es todo lo que queda claro, eso y que quieren un cambio, sea independencia u otro cambio de relación con el estado español, pero cambio, el resto de estas elecciones catalanas es discutible.
Suelo decir que, cuando la democracia funciona, funciona de
rebote. Por ejemplo se vio cuando se prohibieron las corridas de toros en
Cataluña, cosa que quería la mayoría de la población, pero sólo fue posible
gracias a la vinculación política de partidos en busca de un encontronazo con
la "cultura" española, más que en relación a la defensa de los
animales, muy arraigada en esta comunidad a pesar de ciertas fiestas populares.
¿Quién ha
ganado estas elecciones?
La pregunta tiene tela, porque primero tendremos que saber qué clase de elecciones eran estas, y eso no lo saben ni los votantes, ni se ponen de acuerdo en ello los políticos.
Siendo exactos, los ganadores de las elecciones han sido los
del Junts pel sí. Indudablemente. En escaños, que es lo que "vale" en
las elecciones autonómicas, ha ganado con una amplísima mayoría, aunque no
absoluta.
Por otro lado, las fuerzas de Ciudadanos (liberal) y CUP
(anticapitalista) han aumentado su representación institucional con gran
fuerza.
En cualquier caso, se pone en evidencia que, siguiendo las
reglas del juego (escaños) la mayoría de la población quiere romper las reglas
del juego. Qué ironía ¿eh? La voluntad del pueblo contra la democracia.
¿Y el
supuesto plebiscito? ¿Quién lo ha ganado?
Pues lo cierto es que no
lo sabemos. Y eso es debido a que no
ha habido un plebiscito. Es complicado hacer cálculos. Dado que eran elecciones
y no un referendum vinculante, algunos que han votado Junts pel sí quieren
simplemente una fuerza agresiva con la que negociar con el estado Español una
integración con distintas reglas, mientras que otros que han votado a otras
fuerzas pueden querer o no la independencia, sólo sabemos que quieren
referendum vinculante, como es el caso de Catalunya sí que es pot, y
posiblemente de Unió.
¿Qué es lo
que sí tenemos claro?
Tenemos claro que los votantes por el no (PP, PSOE y
Ciudadanos) son contrarios a la independencia. Esto son el 8,55% ; 12,7% y 17,9% de los votos
respectivamente. Es decir, el 39,15% de
la población Catalana. ¿Puede haber más? Sí, pero tenemos un mínimo. Como poco,
ese 39,15% no quiere independizarse pero, cuidado, no olvidemos que la apuesta
del PSOE ha sido federalista, así que eso no significa que quieran mantener el
status quo.
La posición de Ciudadanos tampoco es inmovilista, pero sí
meramente económica en el cambio.
Es decir, que los únicos que no quieren un cambio del status
quo en tema político son los votantes de Ciudadanos y PP, y en cuestión
económica el PP se queda solo.
Es decir, que cerca de un 75% de la población catalana
quiere un cambio político más o menos contundente.
¿Quién ha
perdido en estas elecciones?
Los catalanes seguro. Pero vamos a hablar de partidos. El PP
se ha desplomado y la razón es obvia: Ciudadanos tenía una propuesta
políticamente centralista y compatible por tanto con el nacionalismo español, y
a la vez un cambio favorable económicamente, de modo que los derechistas
liberales de Cataluña han tenido una elección bien fácil.
Luego están los partidos que se han mantenido fuera de la
polarización, proponiendo un referendum, una declaración de independencia
consensuada o directamente no posicionándose en este tema, central en estas
elecciones.
Es el caso de Catalunya sí que es Pot (Podemos, ICV, EQUO),
que querían un referendum con garantías y que han sufrido, además, un escape de
votos hacia las CUP, que tiene un discurso de la misma orientación pero mucho
más contundente. Mientras que Podemos se ha diluido en su discurso de
izquierdas y ha sufrido el desgaste de aliarse con partidos clásicos, la CUP ha
llegado con mucha más fuerza y coherencia. El posicionamiento político
independentista ha llevado a muchos a votar directamente a las CUP. Y además,
si tienes dos fuerzas que defienden los derechos sociales por encima de todo,
votas a los de "aquí", que conocerán mejor los problemas de la
región.
La debacle de Unió es evidente: Su renuncia a seguir con Mas
le ha salido cara, especialmente dado el tiempo que estos partidos llevaban
presentándose en coalición, y lo ha empeorado su posicionamiento tibio en el
tema independentista.
¿Qué
conclusiones podemos sacar verdaderamente en claro?
1. Una inmensa mayoría de catalanes quieren cambiar el
status quo político con España.
2. Una gran cantidad de catalanes quieren la independencia y
una gran cantidad de catalanes no. Para dilucidar quién es mayoría hace falta
un verdadero referendum de pregunta clara, sea o no vinculante.
3. Hay un problema con una gran cantidad de catalanes que
difícilmente podrá resolverse con las reglas de juego actuales.
¿Y ahora qué
va a pasar?
El panorama se presenta incierto. Ya sólo por el lado
catalán, las CUP, que no han querido unirse a la fuerza mayoritaria y se han
declarado en contra de su candidato, tiene que votar sí o no a ese candidato, y
en caso de que voten repetidas veces que no, habrá nuevas elecciones. Por su
parte, Junts pel sí, para conseguir el apoyo de la CUP, tendría que plantearse
cambiar a un candidato que parece próximo a ser beatificado por los
independentistas debido a que el estado español le ha imputado como castigo por
realizar una consulta sobre la independencia.
Los partidos centralistas tampoco tienen muchas
posibilidades de unirse para gobernar, teniendo en cuenta que Catanya sí que es
Pot, es pro-consulta, PSC federalista y necesitarían a las CUP que es
independentista y el apoyo de PP y Ciudadanos (es decir, poner de acuerdo a
todas, pero todas, las otras opciones políticas que no son Junts pel sí).
Vamos, un imposible.
Por el lado del estado español, Rajoy se empeña en convertir
a Mas en mártir, lo que no hará si no enfurecer no solo a independentistas si
no a la mayoría pro-consulta. Pero los inciertos resultados en las próximas (y
muy próximas están) elecciones generales tampoco ayuda a dar estabilidad. Un
gobierno de derechas (Coalición PP y Ciudadanos) mantendría el frente abierto,
mientras que un gobierno, digamos moderado (PP y PSOE, PSOE y Ciudadanos)
probablemente llevaría a un intento de solución poco claro, quizás federalista,
y un gobierno de "izquierdas" (PSOE y PODEMOS) podría llevar del
federalismo a la consulta.
En definitiva, estas elecciones no nos han aclarado nada de
nada, pero presentan un interesante panorama, difícil de predecir, para un
futuro próximo.
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