jueves, 26 de noviembre de 2015

El peligro no son los refugiados que llegan, sino los que echamos



Foto de Darko Vojinovic - AP

Todo el mundo anda obsesionado con la cantidad de yihadistas que pueden llegar ocultos entre los refugiados. Este, de momento, es un temor poco fundado. Entre otras cosas porque entrenar a un soldado tiene un coste.

Tendemos a demonizar y deshumanizar al enemigo hasta tal punto que olvidamos que son personas. Sí, personas. Seres humanos. De la misma especie que tú y que yo. No son monstruos, no podemos desligarlos de la humanidad como ellos no pueden autoexcluirse. Ni son demonios ni son semidioses. Son humanos, y como humanos actúan de acuerdo a unos principios, ideologías y creencias. Por muy en desacuerdo que estemos con ellos y por muy monstruosos que nos parezcan sus métodos. Y actúan con lógica.

Entrenar a un soldado requiere tiempo, esfuerzo, fuerzas formativas, cobijo, alimentación, medicamentos, armas, munición… por no hablar de que el ISIS se encarga de la manutención de muchas de las familias de los terroristas (especialmente locales). Así las cosas, resulta un poco complicado que sucediera tal cosa como invertir semejante cantidad de dinero para arriesgarlo enviando a un soldado a una ruta con alta mortalidad amén de una cantidad de pagos a mafias enorme cuando los terroristas tienen medios para enviar a sus fuerzas de manera más segura, e incluso los captan "in situ" en los países a atacar.

No digo que no sea posible que entre alguno, pero el riesgo de que entre una fuerza yihadista por estos medios es ínfimo y desde luego desdeñable comparado con la captación nacional en países occidentales. Ese sí es un punto a tener en cuenta.

 Foto de Marko Djurica

Dicho esto, replanteo. Todo el mundo anda obsesionado con la cantidad de yihadistas que pueden llegar ocultos entre los refugiados. Eso denota una falta de miras delirante. La pregunta sería: ¿Cuántas de esas personas necesitadas, que huyen de la guerra, se volverán yihadistas si las expulsamos de nuevo hacia el ISIS? ¿Alguien se lo ha preguntado? ¿Tenemos la más remota idea de la cantidad de carne de cañón que va a entregar Europa a los terroristas para que financien el terrorismo que nos afecta con sus impuestos y creen una nueva cantera?


Estas personas han pagado todo lo que tienen para llegar a las puertas de Europa en busca de algo de paz, pero, una vez que les cerremos las puertas y tengan que volver… ¿Cómo alimentarán a su familia? La guerra ha destruido las ciudades, el comercio, los puestos de trabajo. Y aunque sea reticentes, tendrán que hacer algo para alimentar a los suyos. ISIS ofrece mantener a tu familia si te unes a ellos.

¿Y los niños que han llegado a las fronteras y la policía ha apaleado y echado gas lacrimógeno? ¿Qué aprenderán de vuelta en sus escuelas ahora controladas por el ISIS? ¿Qué les hemos enseñado nosotros y qué les enseñarán ellos? Pues, de hecho, lo mismo: Que somos sus enemigos.
Agencia Reuteurs

Dentro de 20 años, cuando el ejército de radicales se haya multiplicado, unos lloriquearán y otros hablarán de "políticas erradas". Algunos entonaran un leve mea culpa y los demás se echarán las manos a la cabeza pensando cómo no se pudo ver llegar. Y unos cuantos seguirán demonizando a los radicales y exculpando a Europa de sus desastrosas decisiones que, si se intentan rebatir, se ningunean con el vocablo "buenismo".

¿Os preocupan los yihadistas que puedan entrar? Eso es una nimiedad, preocupaos mejor de todos los que estamos empujando a unirse al ejército de los terroristas. Dentro de 10, 15 o 20 años, lo tendréis bien presente.